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viernes, 29 de octubre de 2010

¿Qué es la desertificación?

 
 

Qué es la desertificación?

 

La "desertificación" es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su capacidad productiva.

 

¿Qué es la desertificación?

La Tierra está cubierta por una frágil capa de suelo que se ha formado muy lentamente, pero que puede ser barrida por el viento o arrastrada por el agua en pocos años. Es lo que está ocurriendo en muchas zonas. En ninguna parte es más grave el problema que en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, que representan más de un tercio de la superficie terrestre. La "desertificación" es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su capacidad productiva. A menudo se vincula la degradación de tierras con la seguridad alimentaria y la pobreza, en una relación de causa y efecto. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD) tiene por objeto invertir esta tendencia.

Degradación de las tierras

Como se indica en el Artículo 1 de la CLD, por "desertificación" se entiende la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. Aunque se registra degradación de tierras en todas la regiones del mundo, sólo se considera "desertificación" cuando se produce en tierras secas. El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo ya están degradadas ( Down to Earth, Secretaría de la CLD).

Tierras secas afectadas

La característica principal de la aridez o la sequedad es la falta de la humedad existente en condiciones climáticas normales: son tierras áridas o secas aquellas en las que se registra un equilibrio negativo entre los insumos (nivel de precipitaciones anuales) y las pérdidas de humedad (evapotranspiración).

Se utiliza un Índice de aridez, o relación insumo/pérdida de humedad, para delimitar las diferentes zonas climáticas respecto de la sequedad (Atlas mundial de la desertificación, PNUMA). Con arreglo a este criterio, "por 'zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas' se entiende aquellas zonas en las que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0,05 y 0,65, excluidas las regiones polares y subpolares (Artículo 1, CLD)." Estas zonas también se denominan 'tierras secas'.

Son tierras secas el 40% de toda la superficie terrestre (alrededor de 5.100 millones de hectáreas), que son el hábitat y el medio de subsistencia de más de 1.000 millones de personas (Atlas mundial de la desertificación, PNUMA). La desertificación afecta al 70% de las tierras secas del mundo, que representan 3.600 millones de hectáreas, es decir, la cuarta parte de todas las tierras del mundo (Down to Earth, Secretaría de la CLD).

Las tierras hiperáridas, es decir, las que tienen un índice de aridez inferior a 0,05, son desiertos, por lo que no se incluyen entre las tierras secas afectadas a que se ha hecho referencia más arriba, ya que su productividad biológica es naturalmente muy baja.

La sequedad varía en el tiempo y en el espacio debido a las variaciones de los insumos y las pérdidas de humedad. El dinamismo natural inherente de los ecosistemas de tierras secas depende en muy gran medida de las fluctuaciones climáticas. Las variaciones en cuanto al volumen de agua almacenado (ríos, aguas subterráneas, lagos y humedad del suelo) y la utilización de recursos (producción de alimentos, cultivos comerciales, pastoreo, bosques) también influyen en los límites de las tierras secas. Las tierras comprenden los suelos y los recursos hídricos locales, la superficie de tierras y la vegetación, incluidos los cultivos. La degradación comporta una disminución de la productividad de los recursos debido a un proceso o una combinación de procesos que actúan sobre la tierra.

Desertificación

Como se indica en la CLD, por "degradación de las tierras" se entiende la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica y la complejidad de las tierras agrícolas de secano, las tierras de cultivo de regadío o las dehesas, los pastizales, los bosques y las tierras arboladas, ocasionada, en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, por los sistemas de utilización de la tierra o por un proceso o una combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y pautas de poblamiento, tales como:

  • la erosión del suelo causada por el viento o el agua;
  • el deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas o de las propiedades económicas del suelo; y
  • la pérdida duradera de vegetación natural.

El suelo forma parte de la mayoría de los ecosistemas terrestres y desempeña una función decisiva en el sustento de las comunidades humanas. Por lo tanto, la degradación del suelo constituye un problema ambiental que afecta de manera crucial a todas las sociedades.

En particular, se entiende por degradación del suelo los fenómenos inducidos por el ser humano que reducen la capacidad actual y/o futura del suelo para sustentar la vida humana (GLASOD). En las tierras secas, los suelos son especialmente vulnerables a la degradación debido a la lentitud de la recuperación cuando resultan afectados. Con arreglo a la información disponible, en casi el 20% de las tierras secas afectadas el suelo está degradado (las mundial de la desertificación, PNUMA).

Asia posee la mayor superficie de tierras afectadas por desertificación, y el 71% de ellas están entre moderada y gravemente degradadas. En América Latina la proporción es del 75%. En África, dos tercios de cuya superficie son tierras desérticas o secas, el 73% de las tierras secas agrícolas están entre moderada y gravemente degradadas (Down to Earth, Secretaría de la CLD).

África, donde la tasa de pérdida de superficie forestal es de 3,7 a 5 millones de hectáreas al año, con los consiguientes efectos en los recursos hídricos tanto de superficie como subterráneos, y donde el 50% de todas las tierras de labranza registra degradación y erosión del suelo, es el continente que se enfrenta a la mayor amenaza de desertificación.

IMAGEN: UNEP, World Atlas of Desertification

 

La "desertificación" es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su capacidad productiva.

 

¿Qué es la desertificación?

La Tierra está cubierta por una frágil capa de suelo que se ha formado muy lentamente, pero que puede ser barrida por el viento o arrastrada por el agua en pocos años. Es lo que está ocurriendo en muchas zonas. En ninguna parte es más grave el problema que en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, que representan más de un tercio de la superficie terrestre. La "desertificación" es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su capacidad productiva. A menudo se vincula la degradación de tierras con la seguridad alimentaria y la pobreza, en una relación de causa y efecto. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD) tiene por objeto invertir esta tendencia.

Degradación de las tierras

Como se indica en el Artículo 1 de la CLD, por "desertificación" se entiende la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. Aunque se registra degradación de tierras en todas la regiones del mundo, sólo se considera "desertificación" cuando se produce en tierras secas. El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo ya están degradadas ( Down to Earth, Secretaría de la CLD).

Tierras secas afectadas

La característica principal de la aridez o la sequedad es la falta de la humedad existente en condiciones climáticas normales: son tierras áridas o secas aquellas en las que se registra un equilibrio negativo entre los insumos (nivel de precipitaciones anuales) y las pérdidas de humedad (evapotranspiración).

Se utiliza un Índice de aridez, o relación insumo/pérdida de humedad, para delimitar las diferentes zonas climáticas respecto de la sequedad (Atlas mundial de la desertificación, PNUMA). Con arreglo a este criterio, "por 'zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas' se entiende aquellas zonas en las que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0,05 y 0,65, excluidas las regiones polares y subpolares (Artículo 1, CLD)." Estas zonas también se denominan 'tierras secas'.

Son tierras secas el 40% de toda la superficie terrestre (alrededor de 5.100 millones de hectáreas), que son el hábitat y el medio de subsistencia de más de 1.000 millones de personas (Atlas mundial de la desertificación, PNUMA). La desertificación afecta al 70% de las tierras secas del mundo, que representan 3.600 millones de hectáreas, es decir, la cuarta parte de todas las tierras del mundo (Down to Earth, Secretaría de la CLD).

Las tierras hiperáridas, es decir, las que tienen un índice de aridez inferior a 0,05, son desiertos, por lo que no se incluyen entre las tierras secas afectadas a que se ha hecho referencia más arriba, ya que su productividad biológica es naturalmente muy baja.

La sequedad varía en el tiempo y en el espacio debido a las variaciones de los insumos y las pérdidas de humedad. El dinamismo natural inherente de los ecosistemas de tierras secas depende en muy gran medida de las fluctuaciones climáticas. Las variaciones en cuanto al volumen de agua almacenado (ríos, aguas subterráneas, lagos y humedad del suelo) y la utilización de recursos (producción de alimentos, cultivos comerciales, pastoreo, bosques) también influyen en los límites de las tierras secas. Las tierras comprenden los suelos y los recursos hídricos locales, la superficie de tierras y la vegetación, incluidos los cultivos. La degradación comporta una disminución de la productividad de los recursos debido a un proceso o una combinación de procesos que actúan sobre la tierra.

Desertificación

Como se indica en la CLD, por "degradación de las tierras" se entiende la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica y la complejidad de las tierras agrícolas de secano, las tierras de cultivo de regadío o las dehesas, los pastizales, los bosques y las tierras arboladas, ocasionada, en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, por los sistemas de utilización de la tierra o por un proceso o una combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y pautas de poblamiento, tales como:

  • la erosión del suelo causada por el viento o el agua;
  • el deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas o de las propiedades económicas del suelo; y
  • la pérdida duradera de vegetación natural.

El suelo forma parte de la mayoría de los ecosistemas terrestres y desempeña una función decisiva en el sustento de las comunidades humanas. Por lo tanto, la degradación del suelo constituye un problema ambiental que afecta de manera crucial a todas las sociedades.

En particular, se entiende por degradación del suelo los fenómenos inducidos por el ser humano que reducen la capacidad actual y/o futura del suelo para sustentar la vida humana (GLASOD). En las tierras secas, los suelos son especialmente vulnerables a la degradación debido a la lentitud de la recuperación cuando resultan afectados. Con arreglo a la información disponible, en casi el 20% de las tierras secas afectadas el suelo está degradado (las mundial de la desertificación, PNUMA).

Asia posee la mayor superficie de tierras afectadas por desertificación, y el 71% de ellas están entre moderada y gravemente degradadas. En América Latina la proporción es del 75%. En África, dos tercios de cuya superficie son tierras desérticas o secas, el 73% de las tierras secas agrícolas están entre moderada y gravemente degradadas (Down to Earth, Secretaría de la CLD).

África, donde la tasa de pérdida de superficie forestal es de 3,7 a 5 millones de hectáreas al año, con los consiguientes efectos en los recursos hídricos tanto de superficie como subterráneos, y donde el 50% de todas las tierras de labranza registra degradación y erosión del suelo, es el continente que se enfrenta a la mayor amenaza de desertificación.

IMAGEN: UNEP, World Atlas of Desertification



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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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